jueves, 23 de noviembre de 2017

Catalunya, una, grande y libre


Se está preparando el nuevo estatuto de Cataluña y en la Cámara catalana se ha producido un acuerdo unánime entre todos los partidos, repito, todos, sobre la estructura que dicho estatuto deberá poseer. Constará de un preámbulo y diez títulos, consensuados inicialmente a partir de sendos documentos propuestos por el tripartito gobernante y CiU. El PP no aportó documento alguno pero dio su conformidad.

Cada uno de los títulos del Estatuto catalán deberá contener un número determinado de capítulos, donde se desarrollará la nueva organización que el actual Parlament desea para Cataluña. Si bien aún no se ha entrado en el detalle de los capítulos y quizá es prematuro dar una opinión, en los títulos ya hay datos que chirrían y me gustaría destacarlos. 

El título preliminar incluirá disposiciones sobre lengua (así, en singular), símbolos (ya veremos que tratamiento se le da a los símbolos de España), nación (tal como suena, nación, a pesar de que la Constitución española sólo reconoce una: España), territorio... Si tenemos en cuenta que CiU y ERC propugnan como única lengua oficial el catalán, y el PSC parece más nacionalista que ellos, lo extraño será que también se incluya al castellano dentro de la co-oficialidad, luego en el terreno lingüístico me temo que se le dará rango de ley orgánica (cualquier estatuto autonómico lo es) a la marginación y el desprecio que sufre desde hace tiempo el idioma español en Cataluña.

También habrá una referencia en el título preliminar a las relaciones con los territorios de habla y cultura catalanas. Lo que a su vez sancionará la existencia de esos Països Catalans que forman parte del patio trasero de la hegemónica y nacionalista Cataluña de hoy, tan alejada de las simpatías de muchos valencianos y de no pocos baleares. Ya no hablemos de buena parte de los aragoneses, especialmente de ese 15%-20% a los que se les dice a diario que son catalanes de La Franja de Ponent.

Habrá un título sobre las instituciones de Cataluña que aludirá a las competencias de la Generalitat, para cuyo desarrolló se redactará una lista exhaustiva a fin de blindar (así se dice) las competencias y evitar que alguna vez sean recuperadas por el Estado. También se incluirán en dicho título la seguridad nacional (catalana), con la posible desaparición del territorio catalán de la Policía Nacional y la Guardia Civil. El poder judicial quedará establecido por un Tribunal Superior de Justicia, junto al cual se creará la Fiscalía de Cataluña y de ambas instituciones saldrá el Consejo de la Justicia, equivalente al Consejo General del Poder Judicial. Así, pues, los ciudadanos catalanes no podrán recurrir al Tribunal Supremo de España ni relacionarse, por llamarlo de algún modo, con el CGPJ, la última instancia a todos los efectos quedará en los tribunales autonómicos, así como cualquier posible reclamación sobre el ejercicio de la ley.

Por si fuese poco todo lo anterior, en el Estatuto catalán se contempla la participación de la Generalitat en la Unión Europea, que ya veremos hasta dónde la llevan, así como la proyección exterior de Cataluña (el Ministerio de Relaciones Exteriores que quería ERC). Otro capítulo hablará de las relaciones con el Estado y otras autonomías (no es redundancia aunque lo parezca), protección civil y protección nacional (catalana), donde se contempla una posible colaboración (leer para creer) con las Fuerzas Armadas españolas, como si se creara una especie de mini OTAN ibérica. 

Comentarios posteriores a la presentación del acuerdo inicial, efectuados dentro de la misma Cámara parlamentaria, aludieron a que se pretende la creación de una Constitución catalana completa. Y tan completa, como que no hay competencia, incluyendo defensa y asuntos exteriores, que no asuman en el proyecto inicial, lo cual es un método farsante de proclamar la independencia de Cataluña respecto a España y, además, asegurarse vínculos con los denominados Països Catalans

Se sabe, y está grabado por las cámaras de televisión, que el actual presidente de España afirmó que aceptaría cualquier estatuto que el Parlamento catalán aprobase. Pues bien, amiguito ZP, mira lo que se te viene encima. Vamos a ver cómo reaccionas y cuál es tu talante. De todos modos, el Gobierno socialista no es el único que debe andarse con ojo, es preciso que el PP se espabile de una puñetera vez y comience a remover a la gente de sus poltronas. Y en primer lugar a Josep Piqué, el jefe de los populares en Cataluña, que ha dado su consentimiento y acuerdo a la estructura inicial de la Constitución catalana

Artículo publicado el 2 de julio de 2004

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.