El del nacimiento putativo de la Segunda República: 14 de abril. Que no fue el fruto de un referéndum sobre la forma de la Jefatura del Estado, lo propio, sino de unas elecciones municipales, cuyos resultados en las grandes ciudades envalentonaron a los fanáticos y acobardaron al Borbón de turno.
Régimen que se decía democrático, garantista y el copón bendito de las libertades, y que nació con el baldón de la ley de defensa de la república, que se pasaba por el forro las mismas garantías que decía proteger.
Régimen donde se propició, financió y perpetró la mayor persecución del cristianismo de todo el siglo XX. Cuando la quema de conventos, iglesias y demás edificios religiosos era alentado y aplaudido desde el poder.
Y donde, la mayor paradoja, se permitió la libranza de la cárcel a los golpistas del 34, a la que el Frente Popular accedió ilegítimamente al gobierno en febrero de 1936, con el colofón del asesinato del jefe de la oposición parlamentaria, por los esbirros del gobierno.
Una bendición de régimen, por los cojones.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 13 de abril de 2011
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