viernes, 21 de diciembre de 2018

Carta de un camarada socialista a otro

Socialismo cubano, ejemplo de modernidad para tantos y tantos de sus camaradas españoles.

Este desaguisado hay que arreglarlo como sea, camarada, que la cosa ya ha pasado de castaño a oscuro. Así no podemos seguir. Lo exige la democracia y, como tú bien sabes, en cuestiones democráticas somos desde los tiempos del agüelo Pablo los namber uan y no aceptamos lecciones de nadie. Además, ¡qué cojones!, para eso estamos: el pueblo es sano pero no sabio. El pueblo lo que tiene que hacer es leer el diario Público, ver La Noria de TV, si todavía existe, y votar socialista, que es votar progreso. No lo han hecho y así nos va: cuesta abajo y de puta pena. Alguien tiene que solucionar semejante entuerto. Algún día nos lo reconocerán: ¡qué sería de ese pueblo pobre, ignorante y desagradecido si le faltásemos nosotros!

Fíjate, colega, todo lo que merced a nuestra desinteresada pericia hemos hecho por ellos, por ese pueblo: les hemos devuelto la Memoria Histórica que, aunque de memoria no tenga nada, mola mucho y ciertas historias casi mejor que no se conozcan; nos hemos cargado el puñetero nombre genérico, o como se llame, por muy ladino, machista y cabrón, imponiendo así la discriminación discriminatoria pero igualitaria, no hay más que ver qué bien suena lo de compañeros y compañeras; hemos establecido fraternales alianzas con simpáticos tiranillos pa dar por saco al capitalismo imperialista del carajo; hemos sido amistosos y comprensivos con los chavales de la ETA, que, al fin y al cabo, no dejan de ser valientes gudaris antifranquistas como nosotros;  hemos subvencionado todo lo subvencionable por esos mundos de dios –con perdón, es sólo una expresión– paque quede claro que a solidarios regalando los dineros ajenos no nos gana nadie… y podría seguir enumerando éxitos, pero no es cuestión de hacerte leer tanto, no me vayas a acabar loco de atar como el don Quijote ese y sus cien cañones por banda de las leyendas de Campoamor.

Pero la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida y, pese a tanto mérito acumulado, la demagogia ultraderechista ha conseguido, utilizando malévolamente una poca de crisis de na y un aumento del número trabajadores en situación de no trabajar, en absoluto achacable a nuestra magistral ejecutoria, confundir a ese pueblo bruto y inculto y despojarnos ilícitamente del poder que a todas luces nos pertenece. Pero tranqui, chaval: no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista (aunque nosotros vengamos aguantando bastante más), gran verdad, pues comer tenemos que comer todos los días y si es de la cosa pública mejor.

Vamos a poner todo nuestro empeño en recuperar aquello que en buena ley es nuestro y que sólo las malas artes de los degenerados derechones nos han robado. Únicamente hay que seguir las infalibles directrices del amado líder Alfredo: debemos tomar la calle en tierno contubernio con cuanto violento esté dispuesto a hacernos el trabajo sucio en forma de agresiones, piras, disturbios y algaradas varias. Ajripop, con su habitual cinismo, creo que le llaman los fascistas a tan democrático ejercicio.

Y nosotros, entrañable camarada, a esperar a que nuestra eficaz y democrática labor rinda sus buenos réditos y las cosas caigan por su propio peso. Todo por y pa´l pueblo, y muy necio será quien ose dudarlo. ¿Qué de rebote nos cae un ministerio, una secretaría o cualquier otro carguito? Pues lo aceptamos y punto: así nos viene impuesto por nuestro tenaz espíritu de sacrificio y nuestra acrisolada voluntad de servicio al prójimo. Pero lo primero es lo primero: ¡Tensión, camaradas! ¡Mucha tensión! ¡Cualquier arma es lícita si el fin es bueno! ¡A las mariscadas! ¡Perdón! ¡A las barricadas!

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 5 de marzo de 2012

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