No me ha extrañado nada, porque la desvergüenza pertinaz es marca de la casa, que ZP haya acusado al Partido Popular de no respetar al Tribunal Constitucional. Ahora bien, ¿sabrá realmente lo que significa respeto el más insolente de los políticos españoles, de cualquier época, después de once años (siete en la poltrona y cuatro en el banquillo) ciscándose a gusto en más de media España o quemándonos la sangre?
Me imagino la situación inversa, con el PP en el poder y el TC legalizando a una coalición plagada de delincuentes, y lo menos que tendríamos que soportar es una sucesión de manifestaciones semanales de la izquierda, con abundantes paniaguados vociferando y arqueando el dedo junto a la ceja. Y todos ellos, en el más orgiástico de los ambientes callejeros, escoltando una pancarta a la que Zapatero se aferrase y cuya leyenda no variaría gran cosa de esta: ¡Rajoy, doblemente asesino de las víctimas del terrorismo! ¡El PP liquida la democracia y atenta contra las instituciones! Consignas que se verían profusamente reflejadas, a los hechos de otras ocasiones me remito, en cuantos medios informativos vienen secundando interesadamente este horror de socialismo que padecemos en España, tan distinto al de la socialdemocracia europea.
Porque si es respeto lo que hay que exigir para el Constitucional, dónde estaba Zapatero cuando el socialista Montilla, entonces presidente de la Generalidad catalana, llamó a la rebelión contra el alto Tribunal y generó una gran manifestación en Barcelona. Dónde cuando el parlamento autonómico de Cataluña, con los votos favorables de los diputados socialistas, aprobó hace poco una moción en contra de las resoluciones del TC que afectan al idioma, al consumo, al cine y a la enseñanza. Dónde se encontraba el fulano de marras, ¿y qué dijo?, cuando un grupo de 62 articulistas catalanes, bastantes de ellos de tendencia izquierdista, firmaron un artículo conjunto en contra del Constitucional, una institución a la que los medios informativos controlados aún por el Tripartito de Montilla pusieron a caldo a todas horas.
El respeto al Constitucional debería de haber comenzado mucho antes, eso es evidente. Pongamos a la hora de elegir a sus miembros, hoy un grupo de monaguillos al servicio de los partidos políticos, 'mérito' que cabe atribuirle no sólo al PSOE, sino también a Marianico el corto y a su falta de perspicacia para rechazar las leyes-trampa o acuerdos-trampa que el PSOE le propone. ¡Y qué mayor injusticia que despojar de independencia o capacidad de decisión a los tribunales, no sólo al TC!
Claro que lo del TC se escenificó a toda cámara, en pleno desfile de las FFAA, cuando la arpía vice Vogue le soltó una bronca monumental a la anterior presidenta del Constitucional, como puede verse en este vídeo:
Eso sí, es de suponer que para entonces la Vogue ya le había prometido a la Casas ese puesto en el Consejo de Estado que finalmente le birló. Pues que vayan tomando nota los del Constitucional acerca de cómo cumplen sus promesas los socialistas. O mejor dicho, tontos no son y se habrán cobrado por adelantado.
Poco más arriba me he referido a Rajoy, del que hay que destacar que ahora prefiere pasar de puntillas, supongo que para no incomodar a cierto electorado dudoso y, de paso, evitar ofrecerle carnaza a los que son unos carroñeros profesionales (PSOE), sobre una resolución del TC que es a todas luces la felonía más infame que imaginarse pueda y que forma parte del precio político que, con no poco artificio, los zapaterinos pagan a gusto en la creencia de que así, con el submundo de la ETA legalizado, el PSE de López-Eguiguren contará en su momento con un aliado menos antipático que el PP de Basagoiti, creándose de tal modo en el País Vasco, puesto que el PNV es alérgico a la derecha española (por española), una nueva edición del "todos contra el PP".
Ojalá les salga mal la jugada y la ETA acabe por traicionar políticamente a los socialistas. No merecen otra cosa. Ojalá que los de Bildu pacten con sus primos recogenueces del PNV, tan interesados o más que cualquier grupo de inmorales en darle cuartelillo a los de la 'parabellum'. En realidad, unos y otros, son perros que se disputan a dentelladas el escamocho en poder de los etarrófilos de Bildu, cuyos diputados y cargos públicos serán llamados a reforzar cualquiera de los dos bandos (PSE y PNV) que tan arteramente han propiciado su legalidad. Y lo harán desde el canto de sirenas que supone decirles "te han legalizado gracias a mí".
Pero qué respeto merecen unos siervos (volviendo al TC) disfrazados de magistrados si, como se asegura, es cierto que "tenían escrita la sentencia días antes del fallo" y no se molestaron en mirar un último informe de la Guardia Civil donde se demostraba que en la reunión ETA-Eusko Alkartasuna todo fue un besamanos a favor de la banda de asesinos. ¿Merece respeto la gente que actúa de claque del amo político y juzga de tal modo, omitiendo la parte fundamental (las evidencias contrastadas por la Guardia Civil y la Policía) en que se sustenta la justicia? Sin olvidar, además, que la ilegalización de Bildu procedía de una sentencia del Tribunal Supremo.
¿Merece esa gente que silenciemos, sin crítica alguna, una resolución que ataca directamente al corazón de la democracia (ya en estado comatoso) y permite que una banda de malhechores se aproveche de los acuerdos habidos entre la cúpula de ETA y los enviados de Zapatero? ¿Hay que respetar lo que a la postre no ha sido sino un simple montaje político destinado a contentar a los criminales de uno y otro lado de la mesa negociadora?
No se olvide nunca, porque es la razón de fondo de cuanto ha sucedido, que Zapatero comenzó a negociar con los etarras al poco de llegar a la Secretaría General del PSOE y además lo hizo mientras proponía la Ley de Partidos ¡Maldita hipocresía la que ha practicado todo el tiempo! No se olvide, en cualquier caso, que esas negociaciones no se han interrumpido jamás, llegando a originar no sólo un buen puñado de mentiras destinadas a los españoles, sino también algunos delitos de extrema gravedad como pueda ser el de colaboración con banda armada (dicho por el juez instructor) reflejado en ese caso Faisán del que Rubalcaba, por mucho que lo procure, no saldrá indemne.
Autor: Policronio
Publicado el 9 de mayo de 2011
Autor: Policronio
Publicado el 9 de mayo de 2011
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