Trapiello en EL PAÍS

Monumento a Francisco Largo Caballero, en Madrid.

Causa General II, artículo de Andrés Trapiello: “Pocos dudan ya de que se cometieron crímenes parecidos en ambos bandos, pero tampoco nadie debería dudar de que las ideas por las que se combatió en uno y otro lado no pudieron ser más diferentes, en el de la República por los principios de la Ilustración (libertad, igualdad y fraternidad), fundamento de las democracias modernas, y en el de los sublevados por la conculcación de esos mismos principios, con la participación decisiva de curas, militares y capitalistas, aunque con frecuencia muchos republicanos no fuesen demócratas ni todos los que se pusieron junto a los fascistas fuesen fascistas”. 

Si fuera cierto lo de Trapiello, que no lo es, a lo mejor me apetecía entablar una discusión al respecto de la habilidad de los ideales de la ilustración para justificar o legitimar, o simplemente enmascarar, el asesinato de miles de inocentes en Paracuellos, o el asesinato del Jefe de la Oposición, a manos de la policía del Régimen, o la rapiña incendiaria que se desató en España, nada más comenzar a andar la segunda república, con motivo de la persecución inmisericorde de todo aquel que se declarara católico, propiciada y amparada desde los gobiernos republicanos de izquierdas.

Pero es que ello es falso (lo de Trapiello), de toda falsedad: los ideales que movían al noventa y nueve por ciento de los integrantes de peso del Frente Popular eran los que posibilitaron la mayor matanza de seres humanos, de que se tiene noticia, los ideales del bolchevismo, con la dictadura del proletariado como eje principal y fundamento de su acción política.

Y si de alguna corriente de pensamiento pueden hacer gala los que combatieron en las filas del Frente Popular y sus herederos golpistas actuales, que algo tenga que ver con la ilustración, es del positivismo jurídico, hijo putativo de aquella corriente de pensamiento que reconoce, como única fuente de legitimidad, la voluntad del Estado. Ya sea encarnada en el Líder Máximo o en una mayoría, ya sea parlamentaria o plebiscitaria. 

No obstante, que mejor que acudir a los propios que lucharon en una pretendida defensa de los ideales de la Ilustración. Sin ir más lejos, Don Francisco Largo Caballero.

Así se pronunciaba Largo Caballero en  El Liberal de Bilbao (propiedad del socialista Indalecio Prieto), el 20 de enero de 1936:

"La democracia es solo el primer paso hacia la consecución de la dictadura del proletariado. Que nadie dude que el poder será nuestro, por las buenas o por las malas".

"Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos".

Todo muy democrático y muy de la Ilustración.

Autor: Carlos J. Muñoz

Publicado el 25 de abril de 2010