Los nacional-separatistas catalanes dicen ahora que si el Tribunal Constitucional no hubiese alterado el Estatuto que aprobó el Parlamento de Cataluña, que es la representación del pueblo y por lo tanto a quien le corresponde la última palabra, tal vez no se hubiese enturbiado tanto el asunto ni producido la deriva hacia la independencia. En pocas palabras: "Como no nos habéis concedido lo que queríamos, ahora lo queremos todo porque nos asiste el derecho a decidir (ver el artículo 6 de la Resolución 1514 de las Naciones Unidas)". Los párrafos que siguen reflejan lo que se opinaba tras el referéndum sobre el Estatuto, y además tratan de argumentar que el planteamiento separatista, al no incluir más que a una parte del pueblo, es más falso que un euro de corcho.
Pascual Maragall, en relación al estatuto de Cataluña, ha manifestado recientemente que: ‘No puede ser que la última palabra no la tenga el pueblo’. ¡Exacto! Ahora bien, si tenemos en cuenta que el nuevo Estatuto catalán supone un cambio importante en la Constitución española (eso sí, por la puerta trasera), en el caso de ser aceptado tal cual llegó al Constitucional representaría darle carta de naturaleza a una nueva nación que no se contentaría, al menos sus políticos actuales, con seguir unida a España por los pelos, sino que además de lograr unos privilegios inaceptables, en perjuicio del resto de las comunidades, se le abriría de par en par la puerta a la secesión. Luego es evidente que no basta con que se haya pronunciado en referéndum una minoría de los catalanes: la participación no llegó al 50% y votó a favor el 36% del censo.
El Estatuto catalán, sea o no reformado a fondo por el TC, debe ser sometido a referéndum de todos los españoles, puesto que a todos nos afectará muy seriamente. Añadiría, incluso, que lo ideal es que en la consulta se diera la opción de votar la independencia de Cataluña. Tal vez hubiese una sorpresa para más de uno. En conclusión: Que la última palabra la tenga el pueblo, como dice Maragall, pero todo el pueblo afectado, no solamente la parte del pueblo que les conviene a los separatistas o entusiastas del chollo diferencial.
Relacionado con el mismo tema, planteo la necesidad de celebrar un referéndum sobre el llamado ‘Estado de las Autonomías’. Nada más lógico a estas alturas, puesto que llevamos 35 años de estatutos y ahora sabemos cómo funcionan y qué es lo que en realidad suponen: Para el conjunto de España han representado poco más que un gran derroche, estimado en muchos miles de millones de euros anuales, y una fuerte discordia entre las diversas regiones.
Así, pues, hoy le entregaría mi voto al partido que se comprometiera a someter a referéndum nuestro modelo autonómico y que aclarase, sobre todo, hasta dónde debe llevarnos este espantoso mundo de taifas que padecemos. Lo malo es que ninguno de los partidos con opciones tiene lo que hay que tener para incluir esa consulta al pueblo, que no olvidemos es el depositario de la última palabra.
Autor: Policronio
Publicado el 17 de abril de 2010
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