2010 ya ha pasado, dejando la sensación de que ha sido un año fatídico, el peor sin duda de la reciente historia española, con una crisis económica que parece no haber tocado fondo. Pero 2011 se presenta igual, si no peor, como auguran algunas previsiones. Para empezar, se inicia estando España bajo un irregular estado de alarma, provocado por el conflicto de los controladores aéreos, y con un regalo de reyes especial que Zapatero tenía reservado a todos los españoles en forma de subida de la luz, del gas y de los transportes, que se suma a las anteriores de los combustibles y del IVA. Buen comienzo de año, si se me permite la ironía, teniendo en cuenta el estado deplorable de la economía general del país y de la particular de tantos miles de familias españolas y de muchas pequeñas y medianas empresas, obligadas a despedir a parte de su plantilla o, simplemente, a cerrar. Suben los impuestos y sube el coste de la vida, pero no los sueldos, con lo que disminuye el poder adquisitivo y se acelera el empobrecimiento de la población.
El año empieza mal para las embarazadas, que ven cómo se quedan sin los famosos cheques-bebés, y, sobre todo, para los parados de larga duración y sin otras prestaciones, que se quedan sin la ayuda de los cuatrocientos euros, empeorando así un drama de especial virulencia en España como es el del desempleo, cuyos altísimos índices, que nos colocan a la cola de Europa, imposibilitan cualquier tipo de recuperación económica.
Si en 2010 España estuvo a punto de quebrar, hecho que forzó a Zapatero a cambiar radicalmente su discurso demagógico y populista, tras el tirón de orejas dado por Alemania, Francia, EE.UU. y China, que veían que la caída de España podría tener consecuencias incalculables en el conjunto de la economía mundial, para el 2011 las incertidumbres y las dudas no sólo no han disminuido sino, más bien, todo lo contrario. Muchos analistas creen que nuestro país, finalmente, tendrá que ser rescatado por su abultada deuda, siguiendo el ejemplo de Grecia, Irlanda y probablemente Portugal, aunque, de hecho, nuestra economía ya está siendo intervenida, pues todas las medidas impopulares tomadas por Zp (reforma laboral, recorte a los funcionarios, congelación de las pensiones) vienen impuestas desde Bruselas.
Pero la recuperación se antoja muy difícil si no se parte de un diagnóstico acertado de la verdadera situación del país, y este gobierno demuestra seguir instalado en la más absoluta irrealidad, fruto de su ceguera e irresponsabilidad, al pronosticar un crecimiento de la economía nacional demasiado optimista, en contra de las previsiones de organismos solventes.
Por último, el nuevo año será cita de dos importantes acontecimientos electorales que pueden dar un vuelco a la situación política española: las elecciones municipales y autonómicas, que pueden llevar al PSOE a una derrota histórica si se cumplen todos los pronósticos y hacerle perder cuotas de poder impensables hasta hace muy poco tiempo, principalmente en sus feudos tradicionales, en beneficio de un crecido PP. Sería tal el varapalo recibido que podría adelantar las generales del año que viene y precipitar la caída de Zapatero, algo que toda España espera con impaciencia, incluso en las filas de su propio partido.
Autor: Fernando León (Firmas invitadas)
Publicado el 2 de enero de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.