A pesar de encontrarse a buen recaudo (otros dirían secuestrado) el material audiovisual de los análisis efectuados a los explosivos del 11-M, gracias al diario ‘conspiranoico’ El Mundo sale hoy a la luz pública un nuevo suceso que hace pensar en la alteración descarada de las pruebas del juicio. Y digo suceso, por no decir directamente delito, que es como debería de calificarse más de una actuación o declaración relacionada con el paripé (otros dirían ocultación) que supuso cuanto rodeó a la investigación y al proceso judicial sobre la gran masacre.
Si no fuese porque hay alguien ‘dentro’ de la Audiencia Nacional, que sabe de sobras que la sentencia del 11-M es más falsa que un euro de madera y se apoyó en afirmaciones o pruebas que no se sostienen, el vídeo de los análisis de los explosivos no hubiera llegado nunca a manos del diario El Mundo. De donde se deduce que ese alguien de la Audiencia comienza a tomar posiciones antes de que su conciencia pase a reprocharle la complicidad o su bolsillo le desborde las telarañas. Quiero decir, usando un lenguaje más transparente, que el suministrador del vídeo no puede ser más que un vendido o un justiciero. Ustedes mismos. No obstante, como El Mundo nunca ofrece toda la información de una sola tacada, quizá será cuestión de esperar a ver que nos va ofreciendo en los próximos días.
Ahora bien, todo tiene una respuesta de lo más sencilla: las muestras analizadas se contaminaron previamente y el Tribunal así lo entendió al declarar que el explosivo usado no fue otro que Goma-2 Eco procedente de mina Conchita, de encaje mucho más practicable en la trama que les convenía ensamblar. Y si no, veamos cuánto tardan los de siempre en entrar aquí a destacar la ‘contaminación’.
Nota: En relación al vídeo, acabo de leer aquí que el juez Gómez Bermúdez, después de denegar la entrega del vídeo a una de las defensas, "finalmente aceptó entregárselo, forzado, a la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M tras ser presionado por el presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes". Bien, me alegro, ya sabemos que no hay un vendido (al menos en la distribución del vídeo), sino un justiciero.
Autor: Policronio
Publicado el 22 de febrero de 2010
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