Hace unos días, probablemente en un ataque de raciocinio nada frecuente en un miembro del gobierno socialista, la ministra Espinosa dijo cuatro verdades sobre el déspota venezolano y su cómplice el indigenista: "el inmovilismo absoluto" mostrado durante la Cumbre de Copenhague por Venezuela y Bolivia se debían a que ambos países "quizá pensaron que sus expectativas de crecimiento económico se verían mermadas con un acuerdo de reducción de emisiones". "Esto tiene nombre y apellido: gas y petróleo".
¡Dios mío, la que nos va a costar!, pensé yo. Ya mismo estoy viendo a Moratinos montarse en mil millones de euros —tarifa de amigacho— y salir volando hacia Venezuela, donde lo más seguro es que se postre de hinojos ante el tirano Chávez y se los regale para hacerse perdonar las verdades de la ministra zapaterina.
Hoy, como preámbulo a la entrega de los mil millones, aparece este comunicado que igualmente reproduce Libertad Digital: Venezuela ha expresado su "total rechazo" a unas "descaradas, fantasiosas y desafortunadas" declaraciones de la ministra de Medio Ambiente sobre la posición venezolana durante la cumbre de Copenhague. Hugo Chávez quiere que Zapatero no se sienta representado por las declaraciones de Elena Espinosa.
Si se tiene en cuenta la respuesta de Zapatero a una tomadura de pelo marroquí en el caso Haidar, cuya repercusión económica para los agricultores españoles puede cifrarse en muchos cientos de millones, con el agravante de que para el resto de Europa se cierran las exportaciones marroquíes en cuanto salen al mercado las cosechas europeas y la única nación perjudicada es España y sus cosechas tempranas, entonces me echo a temblar ante el generoso regalo a costa del bolsillo de los españoles que ZParo le entregará a su amigo el déspota venezolano.
De donde se deduce que la sinceridad acorta la salud política de quien la exhala, en este caso de la ministra Espinosa. Y eso cuando no acorta mucho más el contenido de nuestros bolsillos, puesto que el menesteroso que ahora manda no querrá cesar a una de sus “cuotas”, ya que supondría subir otro peldaño en el desprestigio en el que vive, y por lo tanto optará por el plan B: Regalar un dinero público que “no es de nadie”. Un asunto, el de los regalos, del que los vietnamitas, sí, los vietnamitas, podrían dar hasta 500 millones de razones percibidas en lo peor de la crisis.
No sé por qué, pero tengo la impresión de que este gobierno de manirrotos acabará corrido a gorrazos.
Texto: El Corregidor (Firmas invitadas)
Publicado el 30 de diciembre de 2009
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