sábado, 20 de octubre de 2018

Hay otro zapato para ti, al-Zaidi


A zapatazo limpio. De esta forma manifestaría Al Zaidi todo su rencor y odio hacia quien había impedido que su pueblo, el iraquí, siguiera disfrutando de las mieles provistas por su amado y generoso caudillo, el tirano genocida Sadam Hussein. Este acto de agresión hacia el presidente del país líder del mundo libre obtuvo un entusiasta aplauso, no sólo del islamismo, sino también de los medios de comunicación afines a la izquierda y al antiamericanismo en general, legión en todo Occidente.

Hasta el punto de que, no contentos con definir a un escriba de la dictadura baasista como 'periodista' (lo que denota el concepto que de su profesión tienen algunos), le elevaron a la categoría de auténtico héroe: He aquí a alguien que ha sido capaz de plantarle cara (y zapatos) a nuestro detestado Bush. Si de algo se lamentaron muchos es de que su nuevo ídolo no lograra atinar. Pero, claro, el texano mostró unos reflejos tan extraordinarios que ni sus más acérrimos enemigos pueden negarse a reconocerle.

al-Zaidi
Puesto que, merced a la intervención de sus aborrecidos Estados Unidos, y muy a su pesar, la tiranía iraquí había evolucionado hacia una democracia incipiente, su ataque hacia una autoridad de tal magnitud no le había supuesto una condena a muerte, sino apenas nueve meses de cárcel. Por lo que muy poco tiempo después de su 'hombrada' ha tenido la oportunidad de desplazarse a París para hacer proselitismo de su causa liberticida, pues su reivindicación de la llamada 'resistencia' no es sino una exhortación a que se sigan cometiendo atentados terroristas en Irak. A su vez, aclaraba que al presidente Obama, flamante Nobel de la paz (pero, al fin y al cabo, estadounidense, aunque a algunos les cueste asimilarlo), le dispensaría exactamente la misma bienvenida.

Lo que posiblemente no esperaba este apóstol del zapatazo y el bombazo es que fuera a recibir su propia medicina. 'He aquí otro zapato para ti', le espetaría un compatriota suyo, indignado y harto del inmerecido protagonismo de un sujeto que aboga desvergonzadamente por la violencia y el retroceso de Irak a la dictadura. Parece ser que se trata de un periodista (éste sí) exiliado, que a buen seguro habrá sufrido de alguna manera la vesania del régimen de Sadam. Pero aún así la progresía mundial no considerará en este caso su reacción merecedora del más mínimo elogio. Es más, puesto que se ha atrevido a humillar en público a uno de sus ídolos modernos, ya puede ir preparándose ante lo que le va a venir encima.


Autor: Pedro Moya
Vídeos: foroloconet y AP
Publicado el 4 de diciembre de 2009

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