Gómez. |
Gómez se ha embolsado 10 kilos de las antiguas pesetas. Guay.
Gómez ha escrito un libro sobre terrorismo islamista, faceta en la que se ha convertido en un acreditado experto a partir de dictar una sentencia que ignora la prueba principal.
Gómez afirma, como micro sinopsis del libro, que 'No destruirán nuestra libertad'. Cuando la libertad, y es algo que sabe más de uno, no es posible alcanzarla sin que medie la verdad.
Gómez es un juez en ejercicio, o magistrado, que es como denominan a esos miembros de la judicatura que ejercen un rango superior, es decir, los que mayor ejemplo deben dar al no posicionarse a favor de parte. O descaradamente en contra, si de islamistas se trata.
Gómez ha publicado su panegírico sobre una justicia española, de la que forma parte, que él ve así de sonrosada: ‘España se ha convertido en modelo de lucha contra el terrorismo islamista sin recortar derechos y libertades’. Y sin considerar todas las pruebas, cabría añadir.
Gómez, si presidiera un tribunal en cualquier país con auténtica separación de poderes, jamás podría volver a instruir una causa, o a juzgarla, porque cualquier terrorista con dos dedos de frente se declararía musulmán y pediría la recusación del juez. Y ésta sería aceptada vistos sus antecedentes digamos... literarios.
Gómez no parece valorar demasiado que un juez dispuesto a enriquecerse, sea impartiendo cursos subvencionadas por un banco, sea recibiendo los millones de diez en diez por unos libros a pachas con la legítima —libros que nadie va a leer—, supone la antítesis de todo juez independiente.
Claro que en los tiempos que corren, asesinado Montesquieu por la camarilla guerrista de don Alfonso, hablar de justicia y de independencia resulta tan dificultoso como mezclar el agua con el aceite.
¿No, Gómez? Guay.
Autor: Policronio
Publicado el 17 de marzo de 2010
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