“Aquí, en la España democrática y constitucional, no hay ninguna policía política. Ni de Rubalcaba ni de Zapatero ni del Gran Wyoming. Ni siquiera de Dios bendito. La policía política en nuestro país desapareció tras el fin de la dictadura franquista”. Dapena dixit.
Ello solo puede indicar, que para el ex opusdeista y amiguísimo de este engendro del periodismo ultrasectariao, el GAL debería ser algo así como una aproximación timorata de una subcongregación de agregados a las ursulinas, cuyo tesorero fuera el ínclito Rub-Alkaba, el químico portacoz.
Este estalinista de Dapena se cree que somos gilipollas.
Está en el guión que en una dictadura de partido único, los demás partidos tengan prohibida su actividad y que haya una policía encargada del asunto, que pueda joderte la marrana en mitad de un polvo. Lo que no está en el guión de ninguna democracia, que merezca ese nombre, son los trece años, como trece rosas, de asesinato, corrupción y crimen de estado, al amparo o con el silencio de estos personajes.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 9 de enero de 2010
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