Estoy absolutamente en contra de la pena de muerte, incluso en el caso de los delitos más atroces, a cuyos causantes es posible aplicarles otras medidas punitivas que, además de suponer un acto de reparación con las víctimas o sus familiares, impliquen para el criminal la postergación de la sociedad. Una de esas penas alternativas podría ser la cadena perpetua, en casos muy extremos, por supuesto.
El hombre no es nadie para quitarle la vida a otro hombre, por eso me parece bien que Zapatero haya planteado el asunto en la ONU, donde ha pedido a los mandatarios que “acepten participar en un proceso de reflexión sobre el sentido de este castigo infligido por los Estados”.
Pero al mismo tiempo, demostrando una vez más su carácter bipolar en materia ética, Zapatero lleva semanas enviándonos un mensaje a los españoles. Lo hace a través de sus ministros, como por ejemplo los de Igualdad y Sanidad, o de sus colegas de partido en algunas comunidades, tal sería el caso del andaluz Chaves, cuando éstos anuncian nuevas leyes que suponen darle un valor nulo a la vida, tanto en su inicio como en sus últimos días, de ahí que pretendan regular el aborto libre y la eutanasia. Y algo así, señor Zapatero, supone más de 100.000 asesinatos anuales. ¿No sería cuestión de crear otro proceso de reflexión, esta vez en la sociedad española, para averiguar el modo de evitar semejante masacre?
Autor: Policronio
Publicado el 26 de septiembre de 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.