viernes, 28 de septiembre de 2018

Un triste paseo por el Parque de Atocha, Ciudad-Real

A las víctimas del 11-M.
Parque de Atocha (Ciudada-Real)
La penúltima vez que paseé por el Parque de Atocha de Ciudad-Real, lo hice acompañando a mi padre, liberal, con muy mala leche, agnóstico, por no decir “matacuras”, y fumador, hasta que un mal traicionero le hizo ser adicto a escuchar las consignas del ministerio del ramo. 

Ello fue hace poco más de un año, cuando en ya su cansancio infinito, accedió a mostrar sus debilidades en un paseo de poco más de veinte minutos: “Yo miro el monumento desde el banco”. “Si me prometes que no te pasa nada, miro el monumento de cerca”. “Está bien”.

Hoy lo he mirado solo, pareciera que a escondidas de las proles y sus madres ajenos al homenaje a dos mil españoles afectados por la desgracia. Y he sentido vergüenza, una infinita vergüenza. Es más importante la champion, que mantendrá entretenidos a sus machos.


Nadie quiere saber. Se niegan a saber. Parece que la posibilidad de saber les molesta, les incomoda, les aparta de sus preocupaciones habituales, manejables, predecibles, a pesar de encontrarse a punto de ser despedidos y mandados a la mierda del paro y de la caridad, porque la justicia no da para más.

Es posible que el empeño en exigir una investigación seria, al respecto de los atentados de marzo de 2004 en Madrid, sea una paranoia, propia de inadaptados y que no tienen algo mejor que hacer.

Es posible, incluso, que exigir que aquellos que incurrieron en flagrante perjurio en el juicio del 11-M sean puestos “caminito de Jerez”, responda a intereses más o menos confesables.

Pero lo que no es admisible es el olvido del sufrimiento de nuestros compatriotas.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 12 de marzo de 2009

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