Monumento a las víctimas del terrorismo en Badajoz. |
Que se destruya un monumento dedicado a las víctimas del terrorismo en Vascongadas es algo que considero dentro de lo posible, siempre y cuando hubiese alguna entidad o asociación dispuesta a erigir un recuerdo a los caídos a manos de los etarras en esa región plagada de violentos y de cómplices. Pero que se destruya, incluso antes de ser inaugurado, un monumento así en Badajoz, francamente, no acaba de entrarme en la cabeza por más vueltas que le doy. ¿Quién puede querer en Extremadura, tierra de nacimiento de muchas de las víctimas del terror separatista —militares, policías nacionales y guardias civiles— ultrajar de tal modo a sus paisanos?
A menos, claro está, que la propia banda de asesinos etarras haya creado un comando itinerante, compuesto de unos cuantos jovenzuelos procedentes de la kale borroka y aspirantes a convertirse algún día en asesinos de plantilla. Unos aspirantes que deben iniciar el cursillo, alejados de sus madrigueras y entrenándose en los estragos y las pintadas. Y luego, como segunda lección de ese cursillo, deberán acostumbrarse a contemplar el rostro demudado de los afectados por la barbarie.
Porque no olvidemos que la contemplación del rostro afectado del “enemigo” español viene a ser algo así como el inicio del doctorado en iniquidad. Tal sería la versión del infame maestro de muchos de ellos, o de sus padres, representada por el peor delincuente vivo que imaginarse pueda: El monstruo De Juana, confeso de sentirse siempre al borde del placer al contemplar la cara de dolor de las víctimas. ¿Será esa la técnica que los nuevos borrokas deben ir aprendiendo y han comenzado por Badajoz?
En cualquier caso, ¿alguien sabe quién ha sido? ¿Alguien es capaz de sospechar con algún fundamento otras opciones distintas a la expuesta del comando itinerante de aprendices del terror?
Autor: Policronio
Publicado el 25 de agosto de 2008
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