Quienes trabajamos en el mundillo del diseño y la publicidad solemos conocer recursos para "vender" mejor tal o cual producto al público. A fin de cuentas, nos dedicamos a eso. Por supuesto, hay productos que se venden solos, que no necesitan de grandes campañas de marketing ni te obligan a romperte la cabeza a la hora de plantearte cómo llevarlos al público. Otros, sin embargo, dan muchos quebraderos de cabeza. No pocos profesionales se ven en el apuro de hacer algún trabajo para dar a conocer un producto mal planteado desde el comienzo. En casos así dan ganas de cobrar un plus al cliente por pedir un imposible. Es eso lo que me lleva desde aquí a compadecerme de los profesionales de la publicidad que se han hecho cargo de la campaña electoral del PSOE.
El PSOE es como una empresa que ha puesto en marcha otra vez su maquinaria promocional para vender el único producto que tiene: Zapatero. Nos venden cosas tan insulsas y que importan tan poco al español medio como la sonrisa forzada, la mirada o la fingida alegría del Presidente, porque en el PSOE no tienen nada más que ofrecer a los ciudadanos.
No pueden ofrecer una determinada gestión económica a sus votantes porque, simplemente, este Gobierno no ha existido como tal en materia económica, salvo para meterse donde no le correspondía (como en el caso de la OPA de Gas Natural sobre Endesa). El PSOE tampoco puede ofrecer logros a los trabajadores después de la alta tasa de paro de enero, algo que no se alcanzaba desde 1984. Tampoco tienen nada que vender a las familias, tras haber incumplido el 80% de las promesas que Zapatero hizo a las familias en 2004, y siendo España el país que menos ayuda a la familia en toda Europa.
En materia de lucha contra el terrorismo, Zapatero no sólo no ha alcanzado su compromiso de acabar con ETA de forma dialogada, sino que además ha permitido que la banda terrorista vuelva a estar presente en las instituciones, beneficiándose de fondos públicos para continuar su actividad criminal. Zapatero, además, ha mentido a los españoles en una cuestión tan delicada como la negociación con ETA, continuando sus contactos con los asesinos tras el brutal atentado de la T4 de Barajas, que dejó a dos inmigrantes ecuatorianos muertos entre los escombros.
Las libertades han sido, por otra parte, uno de los aspectos de nuestra vida social que más se ha visto perjudicado por la acción del Gobierno socialista. Webs censuradas, derechos de los padres pisoteados, una asignatura de adoctrinamiento ideológico obligatorio en las escuelas, ataques e incluso detención ilegal de afiliados de la oposición, acoso a medios críticos con el Gobierno, ataques a la libertad de expresión de la Iglesia Católica... El mandato de Zapatero pasará a la historia como el más dañino para las libertades ciudadanas de todas las legislaturas de nuestra democracia, si exceptuamos el escándalo de terrorismo de Estado en que se vio implicado el propio PSOE con el caso GAL, seguido de la famosa "ley de la patada en la puerta" aprobada por los socialistas antes de que Felipe González perdiese el poder.
Los socialistas no tienen nada más que ofrecer a sus votantes que mentiras, falsas promesas y sensaciones. Hablan de alegría, de optimismo y de cosas por el estilo, como si un país pudiese gobernarse sólo a base de buen rollito. Es por eso que el PSOE ha perdido toda la iniciativa en esta precampaña, a sólo unos días de comenzar la campaña electoral, y pierde los nervios lanzando ataques e insultos contra aquellos que se atreven a criticar al Gobierno. Por primera vez la derecha ha tomado la batuta de la campaña y está dominando la agenda informativa con propuestas diarias -algunas de ellas muy atrevidas-, buenas ideas y apelación a los principios, en un ambiente tolerante y democrático alejándose de ese planteamiento de puro marketing basado en emociones, sonrisas y miradas positivas en el que han basado su campaña los socialistas, aunque en la práctica todo ese buen rollo se quede licuado ante el torrente de improperios y descalificaciones con el que los socialistas proyectan sobre sus rivales el tremendo y creciente miedo que tienen a perder estas elecciones.
No sé qué pasará el 9 de marzo, pero en esta campaña, Zapatero está tomando a los votantes por auténticos idiotas, dirigiéndose a ellos en un tono personalista propio de una república bananera o de una dictadura, como si los electores tuviesen que aparcar sus inquietudes diarias para dejarse seducir por el egotismo de un iluminado. El PSOE lo tiene crudo si es así como piensa movilizar a muchos votantes socialistas que no llegan a fin de mes y que se están viendo directamente perjudicados por la misma crisis económica que Zapatero niega, so pena de ser tachados de "antipatriotas" a aquellos que se atrevan a constatar la realidad de lo que ocurre. El PSOE nunca había planteado una campaña tan torpe como ésta, y eso le saldrá caro en votos.
Publicado el 10 de febrero de 2008
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