domingo, 19 de agosto de 2018

Desigualdaz, homosexualidaz y prostituidaz


Creo que ese debe ser el lema de esa cosa en nacimiento entre el cabo de Gata y Finisterre, con límite en la Raya. Antes se llamaba España, luego Ejjpaña, después, Expaña y ahora, puede que Apaño. Todo esto viene a cuento de la última parida, sobre la conocida Ley de Igualdad de Género, del Tribunal con más vida social y menos rendimiento laboral que conocieron los siglos: el antes llamado Tribunal Constitucional y desde ahora Tribunal Desigual-homo-prostitucional.

No esperen aquí una aburridísima disertación al respecto del Auto de marras, más que nada porque será inútil de toda inutilidad argumentar sobre lo obvio para todo el mundo, menos para el pesebre "jurídico", frente al que, en este asunto, sólo cabe ajo y agua, sin perjuicio de un eventual recurso a la borrachera más elemental, aquella que se gesta apoyando los codos en la barra de un bar cualquiera, escuchando el chico con las chicas de los añorados Bravos, y el sufrido camarero mirando el reloj de soslayo, por no molestar al distinguido y amargado cliente. 


Otra cosa será, cuando un agraciado con una pena de tres años de privación de libertad, antes de cárcel, por llamar idiota a su mujer, en respuesta al "eres un cabronazo con pintas", acuda a los tribunales internacionales. Si es musulmán o amazónico, seguro que le hacen caso, por la cosa del error de prohibición, ahora bien, como sea español o apañol de origen, católico, blanco, heterosexual y buen padre de familia, mejor que el importe de los honorarios de la defensa y representación se los hubiera gastado en putas.

Ya digo que a mí me interesa más el porvenir de los chicos de veinte años, a los que recomiendo que de una vez y para siempre dejen de frecuentar compañías femeninas, a no ser que sea pagando, claro, y que circule el dinero. Más que nada porque esa chica "tan enrrollá", que "mola mazo", te puede solucionar la cuestión de la solución habitacional y alimentaria, durante un par de años o tres, a costa del erario público, a poco que descubras que no es "tan enrrollá" y se te ocurra decírselo en plan menoscabo psíquico.

Una salida perfecta a la jodienda que no tiene enmienda podría ser optar por la homosexualidad. Al menos si tu pareja te dice maricón de mierda y tú le contestas, un suponer, cochina mariprogre, la cosa no pasará de un cambio de cromos en el Juzgado de turno. Y las hostias que vayan o vengan, antes o después del rifirrafe dialéctico-castizo, no llevarán a uno a Herrera de la Mancha y a otro a Cancún, eso sí, con doscientos euros menos en el bolsillo, para escarnio del sentido común, que se me antoja un bicho raro, más raro que el gamusino ibérico, en proceso irreversible de extinción, como lo liberal en el PP.

De modo chicos, que ya lo sabéis: o puteros o maricones, eso sí, por martinetes de Bibiana, la de ahora, o vírgenes y mártires por Santa Bibiana, la de antes. Cosas de la "igualdaZ".

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 18 de mayo de 2008

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