José Antonio Primo de Rivera. |
Doy paso a la última colaboración de mi buen amigo Don Rogelio Latorre Silva, excelente persona cuya simpatía hacia la ideología falangista -debo confesarlo de antemano- no comparto en absoluto aun cuando sí le respeto al máximo sus creencias políticas. Y es así, porque considero que la Falange de primera hora, si bien pudiera ser considerado un movimiento patriótico y romántico, no dejó de poseer entonces, y también más tarde, numerosas características de tipo fascista. Es más, la dictadura franquista se apropió y desvirtuó por completo algunas ideas y símbolos de la Falange, sin que de entre sus filas se hiciera lo necesario para evitarlo, todo lo contrario. Luego esa complicidad con la larga dictadura de Franco evitaría igualmente cualquier signo de simpatía hacia la Falange, al menos entre los que nos consideramos demócratas.
Ahora bien, aun cuando es cierto que la filosofía falangista queda muy alejada del liberalismo que se pretende difundir desde este blog, no es menos cierto que precisamente al considerarnos liberales, es decir, abiertos a la exposición de las más variadas ideas, es por lo que damos entrada a este tipo de artículos. Como igualmente lo haríamos si se nos enviaran otros trabajos de signo contrario, pongamos comunistas o anarcosindicalistas, y reunieran características similares a las que aporta el señor Latorre: Narrar la historia vivida directamente por él hace más de setenta años -o escuchadas a contemporáneos suyos en esas fechas-, lo que constituye todo un lujo para cualquiera que desee contrastar fuentes históricas, y atenerse en sus escritos a un lenguaje de lo más correcto. Alguien duda de que fuera un lujo, por ejemplo, recibir en Batiburrillo una serie de artículos de Federica Montseny o de la propia Pasionaria, en el caso de que alguna de ellas viviera hoy. Pues salvando las distancias de la notoriedad política, así es como considero los escritos de Don Rogelio: un lujo.
Policronio
Contribución a la "Memoria Histórica": Los políticos (I)
Preámbulo
Es frase atribuida a José Antonio: "No hay oficio mas noble que el de político... ¡Pero qué prostituido está!". Sin fundamento alguno, sólo por intuición, siempre pensé que la expresión poseía dos orígenes. Una primera parte: "No hay oficio más noble que la política", que consideré procedente de un político venal, grandilocuente, y que la habría pronunciado con énfasis pedantesco para la "galería boba", ocultando a ésta su propósito fundamental, la rapiña. Otra segunda, "¡Pero que prostituido está!", que sí parece propia de José Antonio, y que satiriza la frase inicial y aclara sus intenciones. Si alguien puede esclarecer mi duda, le quedaré agradecido.
Como puede suponerse, conozco la frase por haberla leído en alguna publicación u oído en un comentario, pues no pretendo haber gozado de la confianza de José Antonio. Pasé totalmente desapercibido para él. Yo era un escuadrista, en aquellas fechas subjefe de escuadra (cabo, en términos militares), la máxima graduación que alcancé en Falange y de la que me encuentro muy orgulloso. Con José Antonio solo cambié unas palabras en la mañana del día 16 de febrero de 1936, el día de las elecciones, que patrullando con parte de mi escuadra por la calle de la Magdalena, le encontramos, con Ruiz de Alda y otros jefes de Falange, enfrentados con un grupo de socialistas. Nuestra intervención no fue precisa, pues se bastaron para despejar el terreno, pero no dejó de agradecernos la ayuda que habíamos intentado prestarle. Es la única vez que hablé con él.
Cuando mi escuadra estaba de guardia, a la hora en que solía llegar José Antonio al Centro, que no lo hacía muy frecuentemente, me ponía de "puertas" con el deseo de dar el grito de ritual: "¡JON-S de Madrid, Jefe Nacional!". Algo así como el toque del corneta de la guardia cuando un general o el coronel llegan al acuartelamiento. Solo tuve ocasión de darla una vez, en Santo Domingo, 3. Voz que dábamos también a Fernández Cuesta (Secretario General) y a Ruiz de Alda, si bien no consigo recordar la que a éste le correspondía. Tal vez, "Tesorero Nacional" (de un Tesoro inexistente) o la de "Jefe Nacional de Milicias", pero tengo muchas dudas, pues recuerdo que a principios de 1936 el Jefe Nacional de Milicias era Luis Aguilar y, cuando éste fue detenido, pasó a ocupar su puesto Agustín Aznar, que hasta entonces había sido Jefe Provincial de Milicias de Madrid. Luis Aguilar, preso en la Cárcel Modelo de Madrid, se libró de ser asesinado porque, antes del 18 de julio, creo que fue trasladado por error a Valladolid, por coincidir su nombre con el de otro detenido, que si fue asesinado. Sin embargo, sí asesinaron a un hermano de Luis Aguilar, llamado Victorino, escuadrista y muy amigo mío.
Desde mi punto de vista son los políticos, no absolutamente todos, unidos a los capitalistas (tampoco absolutamente todos), los que provocan las guerras. Siempre, o casi siempre, por motivos económicos. La sostenida en Marruecos en 1909 tuvo su origen en las minas de hierro del Uixan. Sin perjuicio de que ambos socios atendieran a otros negocios y así, balas vendidas por españoles, mataban a soldados españoles. Fue una sangría para nuestra juventud. ¿Sabían ustedes que en aquellos tiempos iban a la guerra los que nada tenían? ¿Y que de ella, mediante dinero, se libraban los que mucho tenían? ¿Han oído hablar de "librarse de la mili"? Los capitalistas, y sus fieles aliados, se enriquecían. ¿Qué importaba lo demás?
Presentación: Policronio
Autor: Rogelio Latorre Silva
Publicado el 29 de diciembre de 2007
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