Una red de blogs liberales, de las más variadas tendencias, donde durante años se escribieron artículos de extraordinaria calidad. |
En Red Liberal se está montando la de ¡Dios es Cristo! Desde hace un tiempo que no paramos de tirarnos los trastos a la cabeza. Que ahora mismo recuerde, uno de los primeros ataques lo recibió el moderado Victor Gago —quizá hubo otros anteriores, pero se me escapan—, excelente periodista de Libertad Digital al que da gloria leerle sus artículos. Otro que no ha parado de recibir todo tipo de improperios ha sido Isidoro Lamas, especialmente a partir de su enfrentamiento con el colectivo de anarcos de nuestra Red, quienes, a través de Liberalismo.org y el IJM, no cesan en su pretensión de crear el “libro de estilo” del liberalismo. Y claro, Isidoro no puede aceptar en silencio algo así.
A esos libertarios —en el sentido ácrata— Isidoro los criticó, quizá con más decibelios de la cuenta, y de ahí que se revolviesen todos, como un solo hombre y como gato panza arriba, incluyendo a la exquisita —en el mejor de los sentidos— María Blanco, dama que a mi juicio ha evolucionado a una velocidad de vértigo hacia el lado radicalizado de la anarquía, lo que me hace pensar en que su mente trabaja admirablemente rápida y a un ritmo muy superior al mío, por ejemplo; porque yo, que procedo del socialismo, no he conseguido pasar en bastantes años de liberal-conservador. Y mira que lo intento, pero no acabo de digerir “el todo vale” de la mentalidad nihilista. Claro que por la edad, María podría ser mi hija.
La principal característica de Isidoro, más conocido como Iracundo, es su forma de expresarse en un lenguaje sin disimulos, de modo que si a alguien debe llamarle farsante o embaucador —porque así lo cree aunque no sea cierto—, se lo llama y santas pascuas. Grave error el de Isidoro, ya que juraría que se puede decir lo mismo, e incluso más, sin llegar a ese carácter tan crudo y tabernario. Porque lo malo, querido Isidoro, es que tu estilo se contagia y alguien tan sobrio como Emilio Alonso, que como es lógico no ha querido pasar por un pusilánime, te ha respondido con la misma moneda. En estos casos, quizá lo mejor es cruzarse unos cuantos emails particulares, a primera sangre, sin que trascienda el furor en RL y sin que le demos a los del progrerío la carnaza que están aguardando para pitorrearse y cantar el alirón anticipado. Que ocho meses no son nada y enseguida nos joden vivos otros cuatro años.
Y ya que hablo de Emilio Alonso, que dicho sea de paso es una de las personas que más admiro de Red Liberal, no me resisto a decirle que ciertas compañías le están cambiando el carácter. Porque aunque él sea el primero en intuirlo, hay dos Emilios: Antes y después de su emparejamiento en Intereconomía con De Diego, gran periodista en lo intuitivo, cuyos programas de El País de las Maravillas me tragué y recomendé en todo momento, hasta que un buen día el hombre se levantó con mal pie y decidió reivindicar, asumiéndola, la “pureza” oficial de un sumario del 11-M del que no transcurre una nueva jornada sin que se descubra algo más que no encaja. Eso sí, lo que en todo momento ha honrado a Emilio es haber sido amigo de sus amigos y defenderlos a brazo ‘partío’.
De Batíburrillo qué puedo decir, no hay artículo que no insertemos sin que entren unos cuantos —generalmente progres— a llamarnos fachas, o protofascistas (¡!), de ahí para arriba. A mi compañero Smith, que cuando estaba harto de que De Diego hablase mal en la emisora de gente que consideramos muy valiosa —Federico, César y otros— le cantó la caña en algún artículo, como respuesta fue llevado bajo palio a la caverna, incluso por gente que había pertenecido a Red Liberal y ahora no sé, porque no los sigo, cuál es la posición que defienden. Emilio fue uno de ellos, que como de costumbre se enzarzó en defensa de su amigo De Diego. No se lo reprocho, por supuesto, pero sí lo comento por si le diera por reflexionar en frío del asunto.
Hace un par de días me dio por escribir sobre los nuevos ministros. Cargué las tintas o cometí alguna torpeza —¡vete a saber!— al hablar de Bernat Soria, el de Sanidad, pues bien, no transcurrieron ni 24 horas (dicho a ojo), cuando ya tenía en portada de RL una crítica de Manolo Millón que me afeaba lo escrito y lo no escrito. Por supuesto, su principal argumento es que Batiburrillo es un blog conservador en determinados aspectos, y menos mal que de ahí no ha pasado. ¿Y qué? Con esto quiero decir que tengo la impresión, acaso comenzando por mí mismo, que no somos capaces de advertir con la suficiente claridad que aquí el único enemigo del liberalismo, en todas sus variantes, es un tipo malvado y vil al que conocemos como ZP y que detenta —digo bien, detenta— nada menos que el cargo de presidente del Gobierno de España. Cargo con el que lleva más de tres años haciéndonos la cama a los que no aceptamos de buen grado que la libertad sea una característica que defina apropiadamente al régimen del socialismo zapaterino.
Por eso les pido a mis vecinos de RL, a los que considero gente de gran mérito por cuanto destinan una parte de su vida a mantener el fuego sagrado de la libertad, que se dejen de chorradas y peleas internas, comenzando por el clásico “yo soy más liberal que tú”, y si no pueden publicar un artículo diario metiéndose con otros colegas liberales, que es lo que genera morbo y visitas —no nos engañemos—, que publiquen una vez a la semana y a poder ser que se corresponda con trabajos bien elaborados —incontestables—, de esos que le hacen pupa al régimen liberticida imperante y a los miles de progres que nos visitan. Porque además, supongo que lo sabréis igual que yo, nuestras páginas son referenciales en muchos casos para el Partido Popular, Ciutadans y otras corrientes políticas, miembros sedicentes ‘soto voce’ del PSOE, incluidos.
PD: Doy por hecho que los excelentes colegas aludidos sabrán disculparme. A los demás, si tiráis a darme, no lo hagáis muy fuerte, que uno ya no está para que lo apalicen.
Autor: Policronio
Publicado el 10 de julio de 2007
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