Esta manía de Rodríguez Zapatero de elegir entre sus ministros a gentes del ramo hiramista, jacobino o guerracivilista no deja de tener sus pequeñas ventajas. La primera, demostrar a la sociedad la calaña de individuos de los que es capaz de rodearse el presidente del Gobierno. La segunda, que es la que nos viene al caso, es hacernos vivir unos momentos inolvidables, que es lo que ocurre cada vez que el 'antifranquista', e hijo de un alcalde franquista y jefe local del Movimiento de Arenas de San Pedro (Ávila), Mariano Fernández Bermejo, acompasa los movimientos de la lengua y cuerdas vocales para soltar alguna de sus topinadas.
Resulta que hoy nos hemos desayunado con otra boutade de Bermejo: "Si vamos a echar mano de actas, no están tan lejanas las otras, las de la negociación del PP. Si quieren, se pueden comparar. En esto debemos ser serios". Pues nada. Cuando quiera, señor ministro, empiece a enseñarnos las actas suyas, las del PSOETA. Más que nada porque ante esas actas nos da la sensación de que estamos ante una enciclopedia. Lo decimos porque cuatro años de negociaciones y contactos dan para mucho. ¿O no?
En fin... El secretario de Seguridad y Justicia del PP, Astarloa, ya ha recogido el guante. La verdad es que Bermejo se lo ha puesto a huevo. 1º Se reconoce que existen actas; 2º No se van a enseñar dichas actas; 3º El PSOE se queda donde estaba: en la miseria moral, en el Pacto con la ETA.
Todo esto es un desatino total. Vivimos en el más absoluto de los disparates. Los intereses nacionales en manos de unos impresentables. La soberanía nacional sobre el tapete de una negociación infame. Ya no hay sensatez. Que Dios nos pille confesados.
Autor: Smith
Publicado el 16 de julio de 2007
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