martes, 22 de mayo de 2018

17-M, la zerolada

Manifa en Madrid, 17 de marzo de 2007, convocada por el socialista Zerolo y secundada por los mismos de siempre: "artistas", "intelectuales" y demás paniaguados.

El gobierno socialista no considera que lo de Afganistán sea una guerra, sino “una misión de paz en una zona insegura”, así lo afirmó hace poco el ministro Alonso.  Es decir, se reafirma ese lenguaje de las “soluciones habitacionales” que la izquierda destina a minimizar —o a tratar de hacer impenetrable a la crítica— sus frecuentes travesuras, por no llamarlas fechorías. Porque, claro, si en Afganistán, concretamente en la gran zona montañosa cercana a la frontera paquistaní, existen miles de terroristas talibanes dispuestos a emprender una gran ofensiva de primavera, lo que a su vez determina la movilización de las tropas gubernativas afganas y de los recursos de la OTAN allí desplazados, entre los que figuran soldados españoles, eso, para los socialistas, por supuesto que no es una guerra. ¿Dónde se ha visto que decenas de miles de hombres de uno y otro bando se enfrenten a tiro limpio, con toda clase de armamento, y que alguien tenga la osadía de llamarlo guerra? ¡Ah, no, hasta ahí podríamos llegar! ¡Una guerra es algo muy distinto!


Guerra es, sin duda, lo que sucede en Iraq, un país que ha celebrado elecciones democráticas — cuanto menos dentro de lo posible— y que tiene la desgracia de contar en su territorio con unos cuantos centenares de terroristas financiados por Irán, Siria y alguna otra tiranía islámica que ejerce de agente doble. Es decir, los combatientes son de la misma especie tanto en Afganistán como en Iraq y el ambiente de terror se produce igualmente contra gobiernos legalmente constituidos, pero los socialistas han decidido que en un caso hay guerra, justo en ese país donde ZP ordenó la espantada de nuestras tropas, mientras que en el otro se mantiene a nuestro Ejército porque actúa en misión de paz. ¿Cómo debe de llamarse  tal actitud?  Hipocresía, por supuesto. Falsedad, sin duda alguna. Deseo de engañar a los ciudadanos, como se desprende del más ligero análisis. Y paro aquí, porque no es apto para todos los públicos lo siguiente que se ocurre para definir la doble moral propagandística del Gobierno socialista o de sus lacayos.

Y hablando de lacayos, digamos que Zerolo tiene un plan. No, no piensen ustedes en algo de tipo sexual o pornográfico, como las imágenes sacrílegas que financió la Junta de Extremadura. No es el caso,  Zerolo ha planificado que lo mejor es manifestarse el próximo sábado en contra de la guerra de Iraq y olvidarse por completo de Afganistán. Una manifestación que a todas luces pretende, con el concurso del clan Bardem y otros sujetos de la misma calaña —que se han apuntado de inmediato al bombardeo promocional de la izquierda—, que no decaigan las orgías callejeras que tan buenos réditos les dio en los dos años previos a las elecciones de 2004, jornadas de reflexión-agitación incluidas. “Por la Paz, no a la violencia, no a la guerra…”, y un kilómetro más de pancarta —que ya veremos si hay gente suficiente para llevarla— es la consigna evidentemente sectaria —esta guerra sí y esta no— que exhibirán los paniaguados zapaterinos el próximo sábado. Tratarán, al mismo tiempo, que esa manifestación repercuta mucho más que la del 10-M de una semana antes. Y quizá lo consigan, puesto que, para desgracia de los españoles decentes, es abrumador el poder de esta gente en las televisiones. 

Autor: Policronio
Publicado el 14 de marzo de 2007

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