domingo, 25 de marzo de 2018

Bye bye Iberia

Iberia no ha tenido más remedio que ponerse las pilas, es decir, renovar la flota y cambiar mucho la mentalidad en el trato hacia los usuarios.

Como todos los veranos y, en general, en el momento en el que miles de ciudadanos -sobradamente peor pagados que los pilotos del SEPLA- inician, o tratan de iniciar su merecido descanso, los privilegiados "señores del aire" montan en cólera y nos deleitan con su habitual pataleta amargando las vacaciones de aquellos ingenuos que soñaban con volar en las fechas previstas.


No es mi intención juzgar las anuales reivindicaciones salariales del colectivo de pilotos, estar al cargo de una aeronave y de su pasaje es una responsabilidad importante y como tal ha de pagarse. Durante años las compañías aéreas y muy especialmente Iberia gozaron del "monopolio del aire" y de leyes a medida que ha inundado el sector aéreo en forma de las conocidas compañías de bajo coste.

Estas compañías a las que hacíamos referencia -como Ryanair-  han logrado en un tiempo récord introducirse de una manera notoria en el mercado a pesar de las múltiples zancadillas de los "grandes pájaros" multiplicando año tras año de una forma espectacular su número de pasajeros. Gracias especialmente a estrictas políticas de reducción de costes son millones de pasajeros los que a precios muy asequibles han convertido en algo habitual el antaño exclusivo concepto de viajar en avión.

Lógicamente no es oro todo lo que reluce. Esta reducción de tarifas se ve reflejado en un deterioro de la comodidad a bordo con espacios más reducidos y servicios mínimos en vuelo y sobre todo, por la necesidad de volar -gracias en buena parte a los privilegios adquiridos por los grandes dinosaurios- a aeropuertos de "segunda categoría", alejados de los principales núcleos urbanos y en ocasiones carentes de los modernos servicios de aproximación o atención al pasajero.

Con todo ello las grandes compañías -pensando especialmente en Iberia y en las experiencias sufridas a lo largo de estos últimos tiempos- lejos de innovar la calidad de sus servicios ante la amenaza de las nuevas compañías persisten en su actitud "chulesca" y desafiante en forma de huelga. Y no solo las huelgas, el elevado precio de los pasajes, la impuntualidad, la perdida o deterioro de equipajes e incluso a veces la mala educación de sus empleados sigue siendo la bandera de Iberia y de gran parte de las "grandes".

Y es que los tiempos exigen adaptarse o morir y si por mí fuera, Iberia, después de los inexplicables retrasos vividos, las maletas perdidas, vuestros abusivos precios y en general vuestra actitud prepotente con el usuario gustoso firmaría el "bye, bye Iberia".

Autor: John Sherman
Publicado el 9 de julio de 2006

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