Hay personajes de palabrería hueca cuyas vacías propuestas se las suele llevar el viento sin que la realidad se vea afectada lo más mínimo por ello. Es el caso de nuestro Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero y su cacareada Alianza de las Civilizaciones, que tanto ha dado que hablar y que tan pocos frutos ha dado, está dando y dará.
Afortunadamente, las sociedades viven al margen de la palabrería cursi y de la necedad andante. India y China, dos países que son más bien dos (o más) civilizaciones, acaban de firmar unos acuerdos históricos de importante calado con los que ambas potencias mundiales piensan resolver los asuntos fronterizos que arrastran desde mitad del siglo XX, amén de reforzar de manera sustancial la cooperación económica entre los dos gigantes asiáticos.
Nadie dude de la importancia de estos acuerdos político-económicos entre las dos economías más emergentes del mundo, que están estudiando constituir una zona de libre comercio, dado que estos dos gigantes asiáticos podrían formar equipo para convertirse en líderes de la industria tecnológica mundial y el resto del mundo tecnológico se resentiría de manera grave. Lo que no entendemos muy bien es cómo han podido llegar estas dos civilizaciones a acuerdos de esta envergadura sin contar con los parabienes del sumo sacerdote de las alianzas universales.
Autor: Smith
Publicado el 11 de abril de 2005
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