martes, 28 de noviembre de 2017

Nueva medida "progresista"


Como ya hemos escrito en anteriores ocasiones, con la llegada de los socialistas al Poder se ha puesto de moda una nueva manera de gobernar. Nosotros la hemos llamado el bálsamo Zetapé, porque es Rodríguez la cabeza visible del nuevo estilo político. Ahora bien, cuando el maestro gobierna de una manera, los discípulos no quieren ir a la zaga y le imitan y, si pueden, le intentan superar.

Como todo el mundo sabe, la Comunidad Autónoma de Aragón en tiempos fue, junto con Castilla, uno de los dos puntales de nuestra Historia y de la construcción nacional. Y esta construcción, así como la génesis del Reino de Aragón, tuvo sus inicios y su razón de ser en la Reconquista. Con perdón, y sin querer ofender a nadie, tenemos que apuntar que la Reconquista fue un largo periodo de la Historia de España en el que los reinos cristianos iban ganando palmo a palmo la península a las fuerzas musulmanas. El “infiel” y esas cosas, ya saben. Ya hemos dicho que si alguien se siente ofendido por recordar esto que nos perdonen de antemano, pero es que estamos hablando de lo que hasta ahora creíamos que era nuestro pasado.

Sabido es que Aragón afronta el siglo XXI con una serie de problemáticas de cierto calado: Trasvase del Ebro, desertización de determinadas áreas geográficas, vertiginosa despoblación del medio rural, crecimiento acelerado del área de Zaragoza, marginalización sin retorno de la provincia turolense, potenciación económica del Valle del Ebro… Pues bien, el amigo Marcelino Iglesias ha decidido retomar el estilo Rodríguez en su versión maña y dar carpetazo a todos estos asuntos. Después de pasar inadvertida para la prensa unas semanas la gestión del Gobierno de Aragón, éste ha decidido cortar por lo sano y acometer las reformas estructurales al más puro estilo zapateril. No hay que olvidar que don Marcelino, al igual que su “carismático” líder político, es un personaje nacido de la pancarta, en este caso contra el trasvase del Ebro, que, como ya hemos dicho en alguna otra ocasión, es muy poco “socialista” lo de ceder agua sobrante al prójimo. Pues bien, don Marcelino ha decidido dar carpetazo a estos asuntos con una sencilla reforma estatutaria: suprimir las cabezas de moros cortadas que figuran en el escudo regional de Aragón. Es el bálsamo Zetapé. Los resultados, a buen seguro, serán muy buenos, excelentes. Sobre todo para el PSOE. Marcelino se habrá asegurado una nueva bolsa de votos, la de los inmigrantes de los países árabes. Y como cada día son más, no decimos nada…

Un día preguntamos a un viejo colega de profesión. Para ti ¿qué es una medida progresista? Ni lo dudes –contestó-, una medida “progre” es aquella en la que, seguro, la gente normal, de toda la vida, sale claramente perjudicada. Siguiendo este razonamiento, ¿es “progresista” quitar las cabezas cortadas del escudo aragonés? Pues mucho, porque el católico de a pie, nota como que su historia, forjada a base de infinidad de martirios y de sacrificios está siendo pisoteada día a día, mientras el inmigrante musulmán se crece y se aprovecha de las ventajas de la libertad económica y política occidental.

Y aquí termina un capítulo más del bálsamo Zetapé. Si ustedes tienen algún problema, consulten con cualquiera de las sedes provinciales del PSOE, que, seguro, encuentran alguna medida que a ustedes igual no les resuelve nada, pero a otros sí y, de paso, el partido habrá ganado algún voto. Ya lo dijo un viejo político republicano: los partidos políticos son máquinas electorales que lo único que buscan es garantizarse los votos. Los principios son algo caduco, del pasado. Zetapé y sus discípulos lo saben muy bien.

Autor: Smith
Artículo publicado el 18 de octubre de 2004

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