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| Ectoplasma diabólico |
Con perdón por la irreverencia, para mí que a Zapatero se le apareció la Virgen. Bueno, quizá en su caso fue más bien la visión de un ectoplasma diabólico con no pocas ganas de cachondeo, con el que además no me extrañaría que hubiese acordado cierta ayuda recíproca. Digo esto al entender que el personaje, después de tantos años de ocupar un escaño en el gallinero del Congreso, comenzase a partir de 1998 a tener más suerte que un “quebrao”, que es la forma clara en la que se manifiesta la buena fortuna cuando quiere revestir a alguien de méritos aparentes. Y es que ya lo decía el propio Víctor Hugo: “Mezquina cosa es la buena suerte. Su falso parecido con el verdadero mérito engaña a los hombres”. Y Zapatero lleva varios años engañándonos respecto a sus virtudes, no tanto a los que le vimos el plumero en sus primeras decisiones como Secretario General del PSOE, sino a los cientos de miles de votantes izquierdistas que solamente miran por sus ojos.
Para que este hombre llegara a ocupar la presidencia del Gobierno de España, ahora refrendada gracias a una oposición de lo más tibia y conformista, y partiendo de la condición de diputado catatónico durante 14 años —otros dirían culiparlante—, en los que no se le conoce ninguna iniciativa parlamentaria, ha sido preciso que se hayan producido los siguientes acontecimientos:
-Derrota electoral en 1996 de la “bestia” política Felipe González, como consecuencia de sus muchos “méritos” acumulados durante más de 13 años de corrupción generalizada y lo que se conoce como crímenes de Estado o GAL, que en realidad tan sólo serían crímenes de un determinado Gobierno. Una derrota que además llevó aparejada su renuncia a la Secretaría General del partido y la incorporación al mundo de las finanzas internacionales de la mano de su padrino, el mexicano-libanés Carlos Slim Helú, el hombre más rico del mundo o el segundo más rico, según fuentes.
-Lucha interna en el PSOE entre los años 1996-2000, con un Secretario General de muy limitada valía y empuje: Joaquín Almunia, como se evidencia mediante el hecho de que en 1998 perdiese las primarias entre los socialistas a manos de Josep Borrell, siento éste a su vez despedazado en los periódicos por el Grupo Prisa, que es, hasta ahora, quien ha puesto y quitado rey en la izquierda. Finalmente Almunia, eludiendo unas nuevas primarias, optó a la presidencia del Gobierno y Aznar sacó mayoría absoluta en 2000. Un hecho que determinó, tras la renuncia de Almunia, una nueva tanda de codazos entre las diversas facciones del partido (felipistas, bonistas, izquierda socialista, guerristas, renovadores, maragallanos, terceristas), así como la aparición de cuatro candidaturas a la Secretaría General: José Bono, Matilde Fernández, Rosa Díez y José Luis Rodríguez Zapatero.
-De los cuatro candidatos que optaban al poder —quizá habría que hablar sólo de tres, puesto que Matilde Fernández era la testaferro de Guerra, que la situó de candidata para estorbar la elección y negociar apoyos a cambio de conservar cierto poder en Andalucía—, el de mayor personalidad, experiencia y trayectoria política triunfante, y sobre todo el más conocido, era con gran diferencia José Bono, si bien molestaba a determinados barones, como al propio Guerra, a Rodríguez Ibarra o a Maragall (éste encaminado ya a la deriva nacionalista), que no le veían adaptable a sus tejemanejes y oscuros proyectos. Aquí le llegó el primer golpe de suerte a nuestro hombre, cuando sin comerlo ni beberlo, es decir, simplemente dejándose querer, los rivales de Bono decidieron secundar a quien les pareció un pardillo perfectamente manipulable: Zapatero.
Y el sujeto aprovechó esa oportunidad inicial, demostrando ser cierto el texto del clásico: “La suerte no es más que la habilidad de aprovechar las ocasiones favorables”. Luego no tengo el menor reparo en reconocerle a ZP la condición de habilidoso en aprovechar las oportunidades que le han salido al paso, ¡lástima que le falte corazón para dejar de ser un instrumento de los políticos más viles! Sí, ésos que ustedes saben.
Autor: Policronio
Publicado el 7 de mayo de 2008

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