domingo, 5 de agosto de 2018

Gallardón, ecce homo

El alcalde de Madrid, tras saber que no irá en la lista electoral al Congreso.

Gallardón dice: "Siento mucha tristeza después de más de 30 años de dedicación a la política". Y lo dice el tío en un tono compungido como si el doctor House le acabase de declarar insalvable para el mundo de los vivos. Pues sabes qué, monín, que yo de ti daría gracias al Altísimo por haber vivido 30 años del cuento. Ya me dirás, si es que los hipidos de congoja te dejan hablar, qué has hecho tú, por ti mismo, para darle alguna coherencia al partido político que te ha dado cobertura durante todos estos años y sin el cual nada hubieras alcanzado. Primero, por ser hijo de tu padre, un capitoste de la antigua AP que refrendó hasta en tres ocasiones un techo electoral limitado que le imposibilitaba para acceder al gobierno. Y, después, como ahijado político del sentimental Fraga, a cuya influencia le debes la bicoca de haber ocupado algunos primeros puestos en listas de postín. De modo que, nada de nada de tu propia cosecha. Digamos que hasta ahora no has sido más que un recomendado de lujo, no exento de privilegios y con muchas ínfulas y deseos de ponerle una vela a Dios y otra al diablo para asegurarte la cara y la cruz de la moneda. Lo que pasa es que ha salido canto, que ya tocaba.


Por otra parte, déjame decirte que hay vida más allá de los grandes partidos. Fíjate, por ejemplo, en Rosa Díez, que como tú optó a lo más alto de su formación política de siempre. Sólo que ella, a diferencia de quien practica el codazo interno para medrar, como es tu caso, lo hizo abiertamente en un congreso. Y es más, cuando Rosa perdió, lo que a ti te ha sucedido ahora, se limitó a colocarse donde la situaron, que fue en el Parlamento europeo. Mientras que a ti parece no bastarte el pedazo de cargo que ya posees, nada menos que alcalde de Madrid, ¡cuántos quisieran!, y te veías de dos en el Congreso para sustituir a Mariano a la tercera señal.

Convencido como estabas que tu cacareada “voy a ayudar a Rajoy” no serviría de nada. Que por algo ciertos medios poco fiables -pongamos El País- te han ido calentando la cabeza durante años. Y tú te lo habías creído, claro. De donde se deduce que además de un político chusquero que alardea de llevar 30 años en el “candelabro”, buscando siempre esa equidistancia que no molestase a nadie salvo a los cristianos —aún recuerdo tus subvenciones al “Me cago en Dios” y tus anuncios navideños de lenguaje críptico—, nunca cesaste de hacerle la rosca a todo bicho viviente que dispusiera de un medio informativo para secundar tu candidatura virtual. 

Por eso te digo, Alberto, que hay vida más allá de los grandes partidos y que antes morir que ser muerto. Y que si tan seguro estás de tu propia valía, deja a un lado los lloriqueos y en lugar de anunciar tu retirada de la política, que ya veremos si se cumple o más bien es la postura del nene “ahora no juego”, funda ese gran partido centrista que más de una vez has visto en tus sueños y adelante con los faroles. ¡Ánimo, que de los cobardes nada se ha escrito! Échale al menos los mismos bemoles que la Díez, doña Rosa, y a ver de lo que eres capaz sin padrinazgos o esos números uno de listas que hasta ahora te han regalado, como si de una herencia se tratase. Y entonces, sólo entonces, si ves que tampoco logras tu ansiada meta de llegar a ser un hombrecito (político) por ti mismo, te vas a casa con la cabeza muy alta y sin gimoteos.

Y ni se te ocurra pedir el reingreso en la carrera fiscal, más que nada porque no debes ni de acordarte de dónde queda la Fiscalía. Limítate a darnos las gracias de que entre todos los españoles te pagásemos esos estudios que tú, ansiedad política de por medio, has mantenido en el mayor de los desusos. ¡Ah!, se me olvidaba. Cuando coincidas con ella en un acto institucional, no dejes de darle las gracias de mi parte a tu “amiga” Esperanza. Ha demostrado tenerlos bien puestos, porque esta señora sí hubiese fundado un nuevo partido y a saber si no se hubiera llevado tras ella la mitad del PP. 

Autor: Policronio
Publicado el 16 de enero de 2008

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