Los que en una aciaga, para ellos, noche del 82, rindieron visita a la encarnación pura y dura del falangismo fascista, militante de la negritud de las alcantarillas, enculados en un tresillo blanco, receptor de pedos satisfechos de perdiz en escabeche con sabor a plomo, lo tenían muy claro: "No nos vamos a putear entre mandos".
-Nosotros tenemos los cuartos y vosotros tenéis a los pelagatos que no hace más que lo que dura un polvo llenaban la plaza con el bocadillo de salchichón pagado por el sindicato, aullando vivas al medio muerto.
-Tenemos algo más que cuatro pelagatos. Y también algo menos. Tenemos las pistolas, tenemos la prensa, que vuestro chico se vino con nosotros, y además no tenemos escrúpulos en reconocer que no vamos a renunciar, en ningún caso, a nuestra parte del botín de la guerra que todos ganamos. Ahora nos toca a nosotros.
-Habrá para todos, coño, sólo es cuestión de administrarse. Y de echar mano de los amigos.
-No me jodas francés, que tú tienes muchos amigos y los míos tienen muchas ganas de coño nuevo y las ganas de coño no se aguantan así como así. Y para eso hace falta pasta.
-De eso no va a faltar, pero dentro de un orden. Los demócratas gilipollas están deseando pagar impuestos, para los viejitos, para los hospitales de mierda, para las escuelas para analfabetos y sobre todo, para esas carreteras que vamos a poner al diez por ciento la pieza. Que lleguen pronto a la playa.
-En una aciaga noche del… ¡Me cago en dios!, ¡gilipollas de mierda!, ¡chapuzas!
-Cálmate francés, era necesario, era un advenedizo, un engreído, un abogadillo nuestro… y daba muy mal ejemplo. Los pobres, pobres serán, y si no quieren ser pobres, que se vayan a Canadá a cortar árboles.
-Pero era mi amigo, pedazo de cabrón.
-Pues te jodes, era necesario, y si no sabes ver más allá del punto de mira de tu puta escopeta, te traigo ahora cuatro putas para que te calmes.
-Bueno, que la cosa caiga en buenas manos.
-No te preocupes, el norteño está dispuesto a pagar lo que sea.
-Ya me quedo más tranquilo.
Continuará
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 30 de mayo de 2008
Pdta.: Dedicado a Don Federico Jiménez Losantos, un advenedizo… Y a Don Antonio Herrero, otro advenedizo…

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