Me hago cruces ante la posibilidad de que Almería sea declarada provincia con excedente de agua y por lo tanto apta para enviarle unos cuantos barcos aljibe a Cataluña, una región lujuriosa en su afán nacionalista de verter al mar cuanto sobrante se produce en el Ebro -muchos millones de metros cúbicos anuales-, con tal de no facilitárselo a otras provincias sedientas y teóricamente competidoras en materia agraria y turística, como es todo el Levante español.
La noticia apunta a que se ha producido un convenio entre el Gobierno, la Junta de Andalucía y la Generalidad de Cataluña, según el cual se enviaría a esta comunidad una parte del agua que la desalinizadora de Carboneras puede llegar a producir sin que, así lo entiendo, se aproveche en las comarcas cercanas a la propia planta desalinizadora. Se habla incluso de porcentajes y se dice que sólo es posible aprovechar el 20 % de lo que produce Carboneras. Lo que da una idea de la enorme chapuza perpetrada por este gobierno socialista, que no ha sido capaz, en paralelo a la construcción de la planta, de prever y acometer las infraestructuras necesarias para distribuir el agua por toda Almería y provincias cercanas.
Es más, la desalinizadora de Carboneras dista menos de 50 kilómetros de la provincia de Murcia, a su vez casi tan reseca como la de Almería y también muy necesitada de agua. Y un despilfarro así, de un altísimo coste como es el traslado mediante barcos aljibes, destinado a satisfacer a los insolidarios nacionalistas catalanes, hace que se me abran las carnes ante semejante arbitrariedad, con o sin convenio tripartito entre la Narbona (sin duda autorizada por ZP), Chaves (que no dice ni pío, puesto que da por perdida electoralmente a la provincia de Almería, cada vez menos andaluza) y el andaluz Montilla, al que le tocó en un tómbola ese cargo que ahora ostenta.
Nos encontramos aquí, gracias a los indignos proyectos de tres gobiernos socialistas a cual más menesteroso en lo ético, con un nuevo caso de "justicia poética", según el cual la provincia más sedienta de España deberá darle de beber a la región más dilapidadora de sus sobrantes de agua. Y es que el nacionalismo, dentro del cual se sitúa con todos los honores el PSC, es así de mezquino y posee desde siempre el mismo comportamiento de los miserables. Una conducta que podría definirse mediante el deseo del mal ajeno aun a costa de la propia integridad: A mí me sacarán un ojo pero tú te quedarás ciego. No tengo ninguna duda de que nos hallamos en este caso ante la mayor de las corrupciones políticas, la que se deriva de la arbitrariedad. ¡Almeriense, vota ZP, Chaves y Montilla!
Autor: Policronio
Publicado el 18 de enero de 2008

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